Bajar la guardia

by - marzo 28, 2019


La vida a prisas. Ensimismados en la carrera sin disfrutar del paisaje. Sumergidos en nuestros propios planes. Una vida en solitario, aunque rodeados de gente. Así pasan las horas, los días, los meses… la vida. La conciencia adormecida que, de vez en cuando, nos reclama un poco de atención. Nos avisa, nos cuida de caer en nuestras propias trampas, en nuestros propios miedos, en nuestros propios abismos. Bajamos la guardia.

Pero conseguimos esquivar ese piloto rojo. Nos acostumbramos a su luz, nos auto engañamos con el tiempo. Y es que siempre tenemos tiempo. Tiempo para parar, para mirar, para arreglar. Para compensar. Pero ¿y para entender que no todo nos espera eternamente?

Que el tiempo es ahora, que la vida cambia, las personas evolucionan, los intereses varían y que lo que abandonamos lo perdemos, que vivir se pasa deprisa y no a prisas. Planes, planes y más planes, pero, ¿dónde queda el alma? ¿Dónde quedan esos momentos en los que provocar una sonrisa a distancia? ¿Dónde queda la complicidad más allá de las horas? ¿Ese combustible para que todo siga marchando? ¿Dónde quedo yo?

Cansada de preguntas sin respuestas. De que la razón prevalezca sobre mis ansias de vida. Solo se trata de eso. De vivir. De tener un motivo para seguir adelante. De provocar un respiro en la carrera. La carrera es obligatoria, el estilo lo marcamos nosotros. Cada día. Sin excusas.

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