A lo largo de mi vida siempre ha habido una constante: la duda.
La duda hasta la extenuación, hasta el agotamiento.
Siempre he dudado de mi: De mi capacidad, de mi madurez, de mi valía, de mi cuerpo, de que me rechazaran por ser yo misma, De si era, de si podía, de dónde debía estar, de qué debía hacer, de qué se esperaba de mí.
Y ahora, que por fin consigo enfrentar a mis miedos y hablar conmigo con total sinceridad. Con lo bueno y lo malo. Ahora que, por fin, consigo estar estar totalmente segura de algo...
Dudas.
Qué ironía, ¿no?
La duda hasta la extenuación, hasta el agotamiento.
Siempre he dudado de mi: De mi capacidad, de mi madurez, de mi valía, de mi cuerpo, de que me rechazaran por ser yo misma, De si era, de si podía, de dónde debía estar, de qué debía hacer, de qué se esperaba de mí.
Y ahora, que por fin consigo enfrentar a mis miedos y hablar conmigo con total sinceridad. Con lo bueno y lo malo. Ahora que, por fin, consigo estar estar totalmente segura de algo...
Dudas.
Qué ironía, ¿no?