Desubicada

by - marzo 04, 2018

Deambular por una ciudad conocida que hoy parece tan distinta.

Mirar sin ver.

La luz a través de las gotas, esas que furiosas, irreverentes, implacables, apresuradas.

Respirar y no sentir.

Hoy no se trata de nada más que de resistir. Aun sin fuerzas, aun con miedo, aun en contra de todo lo que desearías que fuera.

Agarrarte a tu razón primaria para seguir adelante. Confiar en ti, en tus tripas, en que es lo correcto. En tu lucha. En que el beneficio puede ser mayor que el coste.

Apostar. Jugártelo todo a una carta que ni siquiera sabes si está en la baraja. Pero que deseas sobre todas las cosas.

Normalidad, tranquilidad, confianza, sin dobleces, sin excusas, sin más. Intentar dejar de pensar, intentar aplacar la rabia de no entender por qué hay que disfrazarse para intentar, para ser, para… ¿saber? La tranquilidad de no tener recovecos. El agotamiento de tener que demostrarlo, de sentirte examinada, el dolor constante que provoca. La tristeza que ahoga implacable.

Fuera de ámbito, enmascarado en un momento deseado, un auto regalo… tan cerca, tan lejos, tan sola. Rodeada de artículos deseables, que no te valen nada.

Echar de menos. Todo. Nada. Tu sitio. Tu hogar. Tu todo.

Desubicada.

Deambular por una ciudad conocida que hoy parece tan distinta…


You May Also Like

0 Dimes y diretes

Un lugar donde la palabra de cualquiera tenía importancia