Difusa

by - marzo 01, 2009

La versión más anticuada de mí misma vino ayer a visitarme. En forma de correo electrónico fue perfilando todo lo que antes caracterizaba a la protagonista improvisada que suscribe esta historia.


Destinos de viajes aun sin realizar, sueños que cada día van siendo más reales, terapia de risa para días con nubarrones que ni descargan ni pasan pero no te dejan mirar al horizonte. Nombres de uso gastado a juego con las bromas que nos hacían cómplices de los juegos entre pantallas. El carné de conducción de escoba mágica para brujas principiantes me ha caducado desde que no viajas conmigo. Sin embargo recuerdo perfectamente la situación exacta de esa estrella que tanto te gustaba, la mueca que se dibujaba en tu cara cuando sonreías, tus manos calientes...

Mi música común con el mundo menos contigo sigue contándome al oído que, a escondidas, la lista de éxitos se te quedó vieja y ahora le pides consejos para seguir creciendo.

¿Sigues musicalizando aquella película con ronquidos cuando intentas verla?

Difusos los trazos, conseguí reunir el rompecabezas que lleva mi nombre en modo pretérito, añoranza justa para tus letras.

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