Anónimos

by - enero 21, 2009


Pasados reflejos fugaces ante la monotonía que abruma. Nos sentimos el centro del mundo, tenemos los problemas más arraigados, peores.
Obstinados ante el quehacer diario. Encerrados en nuestras narices.

Ayer, me crucé contigo, ¿te vi?

Te has encaramado a mi vida casi de casualidad, por una línea de autobuses en la que lunes a lunes volvemos juntos de ese colegio que tan alejado nos queda. Como siempre, el comienzo es el desconfío ante lo extraño. Tu ánimo para conmigo nunca cesó y ya hasta puedo conocer a tu niña a través del brillo de tus ojos cuando la nombras. La veo correr mientras se mete contigo, la veo reírse y despertarse a tu lado ... seguro que ese día que tanto deseas, ese en el que la traigas un día a vernos, confirmaré lo que ya imagino. Padrazo.

Familia de artistas, educación obrera.... amabilidad y bondad en tus palabras. La vida no te trató ni bien ni mal, pasó por tí pero soy incapaz de calcular cuánto pasaste tú por ella... al fin y al cabo son cábalas de jovencita.

Hay gente buena en la vida que por casualidad se cruza en nuestro destino. Maldita venda de desconfianza cubre nuestros ojos. Malditos malos sentimientos de aprovechados para herir a gente buena, como tú. Malditos todos.

En este trabajo en el que a tanta gente ves pasar ante tí y a tan poca quedarse.... yo hoy me quedo contigo.

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